jueves, 15 de enero de 2009

Orizaba, La Manchester de México

Factores que posibilitaron la localización de la industria en Orizaba.
Hacia el último cuarto del siglo XIX, México era un país bastante industrializado aunque dos terceras partes de la fuerza de trabajo nacional se dedicaran entonces a actividades agrícolas, artesanales y domésticas. Sin embargo, en el país funcionaba un capitalismo cimentado en capital extranjero, es decir, existía una política económica imperialista. Sin duda alguna que el valle de Orizaba contribuyó enormemente a esta gran industrialización debido a varios factores, ya que la ciudad de Orizaba, a diferencia de otros sitios, tuvo origen comercial, no monástico, como sucedió con la mayoría de poblaciones coloniales. Según Gómez Galvarriato y García Díaz (2007), desde 1530 el virrey Antonio de Mendoza instaló un trapiche en el cercano Ingenio de los Nogales, factoría que en el mismo siglo XVI se transformó en el ingenio azucarero más importante de la Nueva España debido a su abundante contingente de esclavos africanos. Dos siglos más tarde funcionaría en Orizaba, debido a que era sede del monopolio real de la siembra de tabaco, una de las seis fábricas tabacaleras del país. Posteriormente en 1837, durante el periodo conocido como “México independiente”[1], la fábrica textil Cocolapan dio claras señales de las posibilidades que la región tenía para ser sede de un desarrollo industrial de grandes proporciones, a tal grado que llegó a ser nombrada La Manchester de México. Este periodo de gran industrialización corresponde históricamente al llamado “Porfiriato” (1876-1911)[2], debido a que el país estuvo gobernado por el Gral. Porfirio Díaz Mori, de quien el pueblo guarda sentimientos encontrados, algunos le recuerdan con nostalgia y admiración y otros, con rencor. Se identificaron cinco factores como variables influyentes en la gran industrialización de la zona. A continuación se explican.

Definitivamente, ya en el último cuarto del siglo XIX, en el periodo conocido como el “Porfiriato”, Orizaba destacó como una zona económica importante, pues en el valle de Orizaba se asentaron muchas industrias. Según Gómez Galvarriato y García Díaz en García Díaz (2007): dos fábricas de cigarros y tres de puros, de las cuales la más importante fue La Violeta pues su exportación ascendía a cinco millones de puros; cuatro fábricas de aguardiente y azúcar: Cuautlapan, San Antonio, Escamela y Jalapilla; cinco molinos de trigo, de los que el más grande era el Santa Elena, establecido en 1892 y en donde se molían más de mil toneladas de harina anualmente; la Compañía Manufacturera de Yute, compañía inglesa fundada en 1893 y que importaba su materia prima desde Indostán; en 1896, alemanes asociados con franceses fundaron la gran Cervecería Moctezuma[3]; adicionalmente, el Ferrocarril Mexicano estableció en Orizaba los talleres más grandes de la línea, donde laboraban ochocientos trabajadores.

Enfatizo ahora el desarrollo de la industria textil, en la cual se destacaron dos grandes empresas, ambas fundadas con capital francés de la comarca barcelonette: la Compañía Industrial de Orizaba, S.A. (CIDOSA) y la Compañía Industrial Veracruzana, S.A. (CIVSA). La primera se inició en 1889 con tres fábricas ya existentes: Cocolapan, Cerritos y San Lorenzo. Una vez fundada la empresa, sus dueños se avocaron a construir la gran fábrica de Río Blanco en unos terrenos que compraron a la comunidad indígena de Tenango. Esta planta que fue inaugurada por el general Porfirio Díaz en 1892, llegó a ser la más grande productora de telas del país, especializándose en su blanqueo y estampado. El otro complejo textil importante del valle orizabeño, fue creado en 1896 por otra asociación de barcelonettes cuyo principal accionista fue Alejandro Reynaud[4]. Este consorcio industrial, se asentó en los terrenos del municipio de Necoxtla, limítrofes con Nogales, creando la gran fábrica de Santa Rosa. Esta factoría fue inaugurada así mismo por el general Porfirio Díaz, el 15 de mayo de 1899. Al igual que la CIDOSA instalaría su propia planta hidroeléctrica y realizaría el proceso textil completo, desde la elaboración del hilo hasta llegar al estampado de telas de algodón coloridas.

Cinco son los factores identificados a través de la documentación revisada, como relevantes para que la vocación industrial del valle orizabeño se manifestara: clima, geomorfología, medios de comunicación, condiciones nacionales y condiciones internacionales.

Clima. Los vientos húmedos del Golfo de México soplan sobre la llanura central veracruzana hasta chocar con la vertiente oriental de la muralla natural que forma la Sierra Madre Oriental que recorre el estado desde el norte, en la Región de la Huasteca, hasta el sur, en el Nudo Mixteco, provocando que se descarguen enormes volúmenes de agua en sus cañadas, cubriendo con persistente neblina sus alturas medias, por lo que la humedad del aire se mantiene la mayoría del año entre 70 y 80 %. Esta condición brindó una excelente condición para procesar la fibra de algodón, ya que así se obtiene mejor calidad en la tela, que en climas secos[5].

Geomorfología. La Sierra Madre Oriental proporciona a las tierras veracruzanas una topografía muy accidentada en la que caudalosos ríos y arroyos provenientes del Pico de Orizaba, gran captador de aguas del valle, corren hacia el litoral generando abundantes caídas y energía potencial que ya desde 1894, habían sido aprovechadas por las empresas para generar energía eléctrica. La introducción de la energía motriz en esta región, tuvo lugar sólo unos años después de que se usaron los primeros motores eléctricos en las fábricas textiles de Estados Unidos, en 1893.

Acuarela de El Pico de Orizaba. Fuente: Egerton en México, 1830-1842.


Gracias a la instalación y aumento de plantas hidroeléctricas, la CIDOSA aumentó su capital convirtiéndose en la mayor empresa manufacturera en términos de capitalización, sólo superada por las empresas ferrocarrileras, mineras y bancarias.

En su conjunto, las cuatro fábricas de la CIDOSA, ocupaban más de ocho mil caballos de fuerza, generados por 18 turbinas y 45 motores eléctricos. Esta generación de fuerza motriz era posible porque los barcelonettes que invirtieron en Orizaba, utilizaban incluso dos veces las aguas del Río Blanco. En primer lugar disponían de ellas río arriba, en el valle de Orizaba, ya que, mediante costosas obras de canalización, conducían el agua hacia el interior de las plantas, donde tenían instaladas turbinas.

(Gómez Galvarriato y García Díaz en García Díaz, 2007: 62).

Medios de comunicación. En los años del porfiriato se vieron fuertemente favorecidas las comunicaciones, ya que en este periodo se construyeron más de 19 mil kilómetros de vías férreas[6], aunque las obras del Ferrocarril Mexicano se habían iniciado desde 1842, pero debido a la invasión norteamericana y las guerras intestinas, se retrasó la obra por largo tiempo, sin embargo, el 1 de enero de 1873, el ferrocarril hizo su entrada a la ciudad de Orizaba, inaugurando la ruta entre la ciudad y puerto de Veracruz y la capital del país. Orizaba quedó entonces a medio camino entre estos sitios: el principal puerto del país y la Ciudad de México. Esto abrió por un lado, la capacidad de entrada de importaciones de maquinaria y materias primas (el algodón se traía desde las fincas algodoneras del sur de los Estados Unidos), y por otro, el abastecimiento de la capital, principal centro de consumo. Por otro lado, durante este periodo el país quedó comunicado por una red telegráfica; ambas fueron circunstancias muy favorecedoras para fomentar el fuerte crecimiento que tuvieron en la región de Orizaba tanto la incipiente industria textil, como los molinos de trigo, las fábricas de puros y diversas cervecerías.

Fotografía del FFCC Mexicano con la villa de Orizaba y el Pico de Orizaba al fondo.
Fuente: El Ferrocarril Mexicano, 1977.

Condiciones nacionales. Porfirio Díaz, caudillo formado en las luchas por la Reforma y contra la intervención extranjera, presintiendo que el presidente Lerdo de Tejada, sucesor de Benito Juárez, intentaría reelegirse, volvió a levantarse en armas y mediante el triunfo del Plan de Tuxtepec, subió a la presidencia de la república para gobernar, contradiciendo su propia causa, de 1876 a 1911. Durante este periodo dictatorial, hubo gran apertura para capitales extranjeros que dieron fuerte impulso a la industria nacional. La ayuda más importante que brindaría el gobierno sería la protección arancelaria que imponía un gravamen de no menos de 100 % a los productos textiles que venían del exterior, creando con ello un mercado cautivo para la industria local y dando como resultado que a partir de 1893, se sanearan las finanzas, se mejorara el crédito nacional y se alcanzara gran confianza en el exterior; el presupuesto de ingresos y egresos registró superávit y se organizó el sistema bancario. [7]

Condiciones mundiales. Entre 1873-1874, un grupo de franceses originarios del valle de Barcelonette o del Ubaye, al sur de Francia, habían emigrado a México debido a las condiciones de pobreza en su país. Estos serranos de los Alpes, cuya única riqueza eran los pastizales, desarrollaron su economía en torno al ganado lanar; cada domicilio era un taller familiar donde se hilaba y tejía la lana de los animales que ellos mismos pastoreaban, sus excedentes los vendían en las regiones vecinas de Provenza y Piamonte. Esta migración regional y temporal les dio a los barcelonettes una relativa prosperidad contrastante con la pobreza de su medio. Por otro lado, ya desde el siglo XVIII era singular la difusión que había alcanzado entre ellos la instrucción primaria entre sus habitantes; singularmente el grado de alfabetización que entre las mujeres, se acercaba al 100 %. Sin embargo, hacia 1850, el desarrollo de la industria moderna arruinó el progreso de la artesanía de lana de esta comarca. Los jóvenes entonces, se vieron obligados a emigrar, a “hacer la América”, igual que muchos europeos, principalmente españoles, lo habían hecho desde el siglo XVI. El pionero de este flujo migratorio fue Arnaud, quien cuando vino a México hacia 1821, se asoció con otro francés, Maillerfert; ambos fundaron un comercio, el cajón de ropa de Las Siete Puertas[8] en la ciudad de México, que les dejaría una considerable fortuna. La migración barcelonette fue la más numerosa y la más evidente de toda la colonia francesa avecindada en México[9].

Durante el periodo en el que Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México (1864 - 1867)[10], estos migrantes se vieron beneficiados al utilizar una línea marítima comercial que se abrió entre St. Nazaire y Veracruz, en la cual se rebajaron los fletes de forma notable: el envío trasatlántico de 100 kg, con un costo anterior de 320 francos, se redujo a 20 francos. Así que los franceses compraron directamente en las metrópolis, acrecentaron sus negocios y derrotaron a los mayoristas. Hacia 1892 los franceses tenían 150 establecimientos comerciales, de los cuales 118 eran de barcelonettes y 30 de ventas al mayoreo. Estos años serían de extraordinaria bonanza para los grandes y elegantes almacenes franceses, tales como El Puerto de Liverpool, El Palacio de Hierro[11] y El Puerto de Veracruz.

Sin embargo, en 1884 hubo un conflicto que los obligó a ampliar la esfera comercial pasando además a la industrial, ya que un grupo de importantes casas francesas pretendieron obtener el control del comercio textil a través de convenios con los productores para obligarlos a vender a aquellas en forma exclusiva. Los “pequeños” comercios franceses, no habiendo llegado a un acuerdo con los “grandes”, y ante la alternativa de no vender más telas, se transformaron en industriales a través de la compra de una fábrica de mediana magnitud instalada en Orizaba en 1882: Cerritos. Pronto el resto de comerciantes seguiría sus pasos, adquiriendo algunas de las viejas fábricas textiles para modernizarlas y construyendo otras que se convertirían en las fábricas más grandes del país.

[1]Grandes fases de la Historia de México: México Independiente (1821 - 1876); Porfiriato (1876 - 1910); Revolución (1910 – 1917); México Contemporáneo (1917 - 2008).
[2]Secretaría de Comunicaciones y Transportes, México, El Porfiriato, obtenido en la red mundial el 5 de mayo de 2008, http://info.sct.gob.mx/index.php?id=460.
[3] Fábrica que actualmente se denomina Cervecería Cuahutemoc Moctezuma .
[4] Fundador de los almacenes departamentales Fábricas de Francia, que subsisten hasta la fecha.
[5] Museo de Sitio de CIVSA (2007), Ciudad Mendoza, Ver.
[6] Secretaría de Comunicaciones y Transportes, México, El Porfiriato, Impulso a los Ferrocarriles, México, obtenido en la red mundial el 4 de mayo de 2008, http://info.sct.gob.mx/index.php?id=460

[7]Secretaría de Comunicaciones y Transportes, México, El Porfiriato, obtenido en la red mundial el 5 de mayo de 2008, http://info.sct.gob.mx/index.php?id=460
[8] Es curioso que en la zona de la Barceloneta, en la ciudad y puerto de Barcelona, España, existe un restaurante muy visitado por los turistas mexicanos del mismo nombre: Las Siete Puertas, al que los turistas mexicanos son muy asiduos.
[9] Museo de Sitio, CIVSA, 2007, Ciudad Mendoza, Ver.
[10] Guía de San Miguel, Historia y Personajes de México, obtenido de la red mundial el 20 de abril de 2008, http://www.sanmiguelguide.com/historia-mexico2.htm#independiente
[11] El Palacio de Hierro subsiste hasta la fecha. Es una de las tiendas departamentales más elegantes del país.

Egerton en México 1830-1842, Edición Privada de Cartón y Papel de México, S.A., México, 1976.

El Ferrocarril Mexicano 1877, (1977) Edición Privada de Cartón y Papel de México, S.A., México.

GARCÍA DÍAZ, Bernardo,( 2007) La Revuelta del Río Blanco, Instituto de Investigaciones Histórico Sociales, Universidad Veracruzana, en García Díaz, Bernardo, La Huelga del Río Blanco, pp. 201-228. México.